Ya es invierno en Rotterdam
Ha llegado el invierno a Rotterdam y en general a los Países Bajos. En realidad llega el día que vuelves de tus vacaciones de verano en la costa española o de algún lugar paradisíaco al otro lado del globo. En cuanto tu avión de vuelta a los Países Bajos aterriza y se abre la puerta del avión, te das cuenta de que el verano se ha acabado. Ese bronceado tras horas al sol en la playa te va a durar dos telediarios.
Esto es lo que nos dicen las estadísticas sobre el año 2024 en los Países Bajos
Número de días cálidos: 100, la norma desde 2010 a 2020 es de 85 a 93 durante el año (el récord es de 132 de 2018).
El primer día cálido fue el 7 de abril, la norma es el 12 de abril
Número de días tropicales : 4, la norma desde 2010 a 2020 es de 3,9 a 5 días tropicales por año.
La temperatura máxima más alta: 30,9°, la norma 33,1° (récord de 2019: 37,5°)
Ves estos números y piensas que no está mal, pero después de estar dos días de vuelta te da la sensación que nunca ha existido la estación estival. El comentario entre las residentes es siempre el mismo: ya está, otra vez invierno.
Es 1 de Octubre y lleva lloviendo no sé cuantos días. Todos los días voy a trabajar en metro y desde la estación de metro voy en bicicleta a la oficina donde trabajo. Son unos 3 kilómetros, pero por alguna razón del destino el viento siempre viene en mi contra. Da igual que vaya a la oficina que vaya de vuelta a la estación del metro. Es increíble.
Lleva todo el día lloviendo, y por primera vez he tenido que ponerme el famoso traje de lluvia (pantalones y cazadora de un material que como vayas muy rápido llegas a la oficina sudando), pero ayuda a que por lo menos no llegues empapado.
Hoy he visto en el metro a un tipo poniéndose también una especie de protector de zapatos para el agua. Lo he buscado en internet y he encontrado estos. Igual hay que hacerse con unos. La temperatura ha bajado drásticamente, y finalmente también me he hecho con unos guantes de cuero.
Otra paradoja del destino, todos los inviernos tengo que comprar unos guantes nuevos. Siempre me acabo olvidando uno por el metro, o por algún bar de la zona. No es raro encontrarse en el metro algún que otro guante que se ha divorciado de su pareja, pero claro, no vas a ir con un guante de cada color.
Esto va deprisa, en cuando llega octubre, ya se empiezan a oír comentarios sobre Sinter Klaas, los oliebollen, y hasta sobre la Navidad. Los españoles se apresuran a comprar lotería de Navidad porque ya nadie volverá a su tierra hasta las Navidades, y claro, como le toque la lotería a tus colegas y tú te quedes a dos velas, duele.
Empiezan a asomar algunas tímidas luces de Navidades en algunas ventanas. Vas a trabajar y es de noche, vuelves de trabajar y es de noche otra vez.
Ya no apetece echar esas carreras que echabas por el parque hasta hace un par de semanas. El suelo está mojado, nunca sabes fijo si va a llover o no, y el frío aprieta. Las aplicaciones de predicción de lluvia, unos días aciertan y otros no.
Tengo el jardín lleno de hojas, solo lo he barrido hace un par de semanas. De aquí a enero todavía me queda barrerlo al menos seis o siete veces si no quiero resbalar cada vez que me aventure a salir al jardín.
Llegan los fines de semana, con un poco de suerte asoma el astro rey, pero ya no osas a sentarte en esas terrazas de Witte de Withstraat llenas de gentes ansiosas de fiesta. Hay pocas opciones; meterte dentro de los bares, quedarte en casa, o echarte una cena con los colegas en sus casas. Yo soy de calle, y prefiero andar por ahí conociendo gente nueva.
Hasta ir al supermercado da pereza, y no te digo nada sobre ir de compras al centro de Rotterdam.
Bueno, hemos decidido vivir en los Países Bajos y esto es lo que hay desde octubre a mediados de marzo con un poco de suerte.
Tras tantos años aquí aún te viene de vez en cuando la morriña de la tierra, la vida en la calle y otras cosas. A ver cuantos españoles se vuelven este año que ya no lo soportan más. Y a ver quién se viene nuevo. Por cierto, al que viene, no te olvides la bufanda, el gorro y los guantes de repuesto.
¡El invierno en Rotterdam es duro de llevar!